En las sociedades desarrolladas, el consumo se ha convertido en un elemento de significación social para todos los públicos, pero los jóvenes muchas veces caen con mayor facilidad en la trampa de intentar mejorar su autoestima, ser admirados o envidiados según la marca o la posesión de ciertos productos. El consumismo es un pozo sin fondo donde las ambiciones y el deseo de ser admirados no tienen fin.