Miles de médicos españoles se niegan a participar en una eutanasia. Hay farmacias que no venden la píldora del día después y hospitales donde cuesta encontrar a sanitarios dispuestos a realizar un aborto. Incluso hay pastelería que se niegan a hacer una tarta para una boda gay. Son los objetores de conciencia. Están por todas partes defendiendo su libertad de conciencia. ¿Tienen derecho a defenderla?