Las consecuencias de la DANA en Valencia han sido devastadoras, provocando daños en setenta y cinco municipios de la zona. Pero lo más trágico, sin duda, son las 227 víctimas mortales. Recuperarse no es fácil, pero sí es posible. Hemos podido visitar la zona para conocer la labor de las iglesias evangélicas tras la catástrofe medio año después. Todavía impacta escuchar las historias personales de las consecuencias de la riada del pasado 29 de octubre de 2024. Mª Teresa recuerda que todo fue muy rápido y doloroso, “de mi casa no ha quedado nada, solo el suelo y una alcantarilla…. Nos ha dejado como vagabundos”. Para Raúl, ha supuesto la ruina de su negocio recién reformado, “nos quedamos a cero y debiendo dinero”. Entidades e iglesias evangélicas de la Comunidad Valenciana no tardaron en ponerse en marcha. Esa misma noche, la Asociación Nova Vida de Torrent acogía a personas que perdían su hogar. Gracias a su experiencia acogiendo refugiados ucranianos, en colaboración con la Fundación Tiempos de Esperanza, pusieron en marcha asistencia de emergencia. Muchas iglesias de toda la geografía española canalizaron sus donativos a través de Diaconía de la Comunidad Valenciana, integrada en el consejo evangélico autonómico. La Comunidad Sal y Luz de Aldaia también ha ayudado a decenas de vecinos, a pesar de que su propio local sufría graves daños. Sus pastores, Cristina y Manuel, vieron en medio de la desesperación de las personas su necesidad de escuchar de Dios. Por otro lado, la Obra Social de la Unión Evangélica Bautista de España, ha canalizado donaciones llegadas incluso del extranjero, de empresas y oenegés. “Hemos estado, creo, desde el primer momento dispuestos a que esto esté llegando, no solamente a miembros de nuestras iglesias, sino a la sociedad en general”, dice el presidente de la Asociación Bautista Valenciana.