La Navidad es siempre buenas noticias. Los villancicos repiten con alegría el mismo mensaje de un niño que ha nacido para nuestro bien. Ese bebé parece indefenso y vulnerable, frágil e insignificante. Entonces, ¿cómo puede liberar al mundo de su maldad y su corrupción? Fácil, ese niño es Dios.